La Selva de los Espejos

Estas son las primeras letras de un medio que nace -llámele blog si lo prefiere-, La selva de los espejos, con la vocación de acercarse a la actualidad nacional y de más allá para su valoración crítica por cuantos se atrevan a dar a luz sus contenidos.
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Hay que remontarse muchas décadas atrás, hasta otra época, para encontrar tantas ataduras a la libertad de expresión y de información, amenazada de un sinfín de delitos y cortapisas no solo legales. Con la excusa de la desinformación, la censura en sus muchas formas posibles, incluida la más dura de la autocensura, ha vuelto a hacerse real. Pero no solo en España, también en Europa, donde la Ley de Servicios Digitales constituirá una pesada losa para los que se atreven a no llevar el paso global. Como fácilmente se entiende, la existencia de una guerra a las puertas de la UE, es otro motivo para los gobiernos de bajar la intensidad de la luz sobre nuestra realidad y proyectar los estereotipos que más les convienen. La pandemia de Covid en 2020 sirvió para ensayar algunos mecanismos de control de la población que, con el tiempo, se han perfeccionado o se han sustituido por otros más ajustados al presente.

Los autores que firman los artículos de opinión que a partir de ahora se sucedan, o las informaciones, enlaces, imágenes o cualesquiera otras referencias que vean la luz en La selva de los espejos serán de la exclusiva responsabilidad de los mismos, pero habrán sido convocados desde esta preocupación sincera por el presente y futuro de nuestro tiempo.

En el callejón del Gato, pasaje peatonal del Madrid antiguo, muy cerca de la Puerta del Sol, un comerciante instaló a principios del siglo XX dos espejos deformantes con el único fin de atraer clientes. Lo demás vino de la mano de nuestro don Ramón María del Valle-Inclán. El esperpento, de técnica literaria podría decirse que ha pasado a práctica política con certificado oficial, tal es la deformación sistemática de la realidad a la que asistimos. Se acentúan los rasgos grotescos en todos los órdenes que merezcan nuestra atención.

En los espejos “todo acontece y nada se recuerda”, dirá Borges en el poema El hacedor. A nuestro alrededor también cuando se une, desgraciadamente, el acontecimiento con su negación, como usted lector puede comprobar cada día al asomarse al río informativo y de opiniones que nos cruza.

Pero también es cierto que, tras esta realidad oscura, en la confluencia de los ríos Marañón y Ucayali, frente a la comunidad de Mariscal Castilla, nace nominalmente el río Amazonas. La Reserva Nacional de Pacaya Samiria es conocida, precisamente, como la “Selva de los espejos”.

Sí, muchas realidades y muy distintas pueden ofrecernos los espejos, también la real. A este propósito queremos contribuir desde los análisis de estas páginas, y no solo en el terreno de la política, que todo lo inunda y ahoga, sino también en el mundo de la Economía, la Cultura o la Ciencia. Esperamos que, si le gusta esta aventura por tan caudaloso río, suba a esta canoa que empieza a navegar por sus aguas.

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