La tournée de Pedro S. por Sudamérica entre “amigos” ha sido una de esas puestas en escena no muy lucidas, si de exhibirse en el mundo se trata. Petro (Colombia), Boric (Chile), Lula da Silva (Brasil) y Yamandú Orsi (Uruguay), todos ellos unidos por su ideología izquierdista y su pertenencia al Grupo de Puebla. Ellos, fotografiados con un fondo azul con el lema “Democracia siempre” y “contra la internacional del odio y la mentira”. Allí decía Pedro, plagiando un cómic, que hay que luchar contra “la alianza de los oligarcas y la ultraderecha”. Agitar fantasmas, más o menos elaborados y aderezados con sábanas de diseño es algo que sólo se esgrime cuando la debilidad atenaza a los inspiradores de los guiones del “black horror”.
Resulta paradójico que de los autores de la liquidación de la independencia de poderes venga eso de tirar de la “democracia siempre”, el cinismo consiste en fingirse petulantes con aquello que no se tiene, pero vende. El serio aspirante a coronarse como autócrata de España otro año más queriendo hacerse pasar por lo contrario. La historia se repite o, al menos, se encuentra con su eco. En los tiempos en los que la insostenibilidad del comunismo internacional era clamor, politólogos de pago y algunos intelectuales gratuitos y entusiastas salieron en su auxilio con aquello de las “democracias populares”. Democracias tuteladas, conducidas, lobotomizadas… El bloque europeo de aquellos regímenes acabó por caer estrepitosamente abrazando la libertad y la independencia. En la América hispana nunca se fueron del todo, siempre había alguno de guardia, como Cuba, que nunca ha cejado con su revolución, a pesar de su absoluto fracaso, su pobreza dramática y la ausencia integral de libertades. No digamos Venezuela, cómo ha sido arrastrada hasta la dictadura, la mentira y los más de ocho millones de venezolanos exiliados. Pero se insiste, se niega la evidencia y surgen movimientos y resultados electorales que jalean esas izquierdas que siempre acaban por empeorar todo lo que encuentran.
Tras la Segunda Guerra Mundial. Los partidos socialistas del bloque occidental caminaron hacia lo que se llamó Socialdemocracia. Con ellos y sus oponentes -los cristianodemócratas- Europa progresó como nunca. Hoy día algo se ha roto y profundizar en terrenos farragosos populistas probadamente fracasados se ha convertido en tendencia. No aprendemos. El mundo necesita hacer cada día más fuerte la democracia, sus libertades, abundando en la igualdad de oportunidades y el libre albedrío, obviando, en fin, las tentaciones totalitarias de los intervencionistas, represores, los que aman el dominio y la manipulación. El mundo libre, en la historia, lo representó la Alemania Federal frente a la mal llamada República Democrática Alemana. En ese enclave geográfico se confrontaron ambos mundos, la gente ansiaba escapar hacia Occidente. No hay que volver atrás.