Tierra de Gracia: De Bin Laden a Maduro. Carlos Pérez-Ariza

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Se ha comparado la recompensa por Maduro (50 millones de dólares) con la que entonces se ofreció por Osama bin Laden (25 millones de dólares), subrayando que el narcodictador y usurpador del poder en Venezuela es más importante que aquel terrorista director mundial de la yihad musulmana

No es exacta esa comparación. Ambos están considerados una amenaza para el mundo occidental, Osama bin Laden por haber tenido la mira principal en acabar con Estados Unidos y Maduro por la misma razón. Uno perseguido a sangre y fuego, éste por el constante flujo del tráfico de drogas hacia ese país y Europa. Métodos y estrategias diferentes, pero coincidentes en los fines: Terminar con el principal imperio de Occidente en un ataque directo aquél o soterrado éste.  Osama bin Laden el enemigo en armas, Nicolás Maduro el jefe de la más peligrosa organización de exportación de drogas, el Cártel de los Soles. La diferencia del monto por la información sobre ellos solo marca una estrategia del marketing, señalando lo fundamental: Eliminar a Maduro como amenaza continental y mundial. En eso se parecen los dos personajes.

En el primer caso, los servicios de inteligencia estadounidenses no sabían con exactitud dónde se escondía Bin Laden, tardaron 10 años largos en situarlo en una ciudad dentro de Pakistán. Organizaron su captura y cayó en el operativo. El daño que había hecho a Estados Unidos fue directo, palpable, dentro de Estados Unidos con los atentados de varios aviones secuestrados y estrellados a propósito contra las Torres Gemelas, el Pentágono y otros objetivos fallidos en el Capitolio y la Casa Blanca. La administración republicana de Bush comenzó la cacería y la demócrata de Obama la completó. Fue un compromiso de Estado. Nadie cobró esos 25 millones.

Seguramente, tampoco ninguna persona cobrará los 50 millones por Maduro. La inteligencia civil y militar sabe perfectamente dónde se encuentra Maduro. Tiene cartografiado sus búnkeres privados y los puntos donde están los alijos de droga. Los objetivos están marcados, el armamento frente a las costas venezolanas, solo espera la orden superior. Las acciones contra tres lanchas rápidas en las recientes semanas han sido disparos de advertencia. Esperan que haya una reacción desde el seno de las Fuerzas Armadas bolivarianas contra el narcodictador. Acción que no parece aparecer, pese a los mensajes dirigidos por María Corina Machado y el presidente electo, Edmundo González Urrutia a los soldados y oficiales, para que no se inmolen por ese falso comandante en jefe. Los voceros de Mr. Trump han hecho lo mismo al declarar que es mejor para Maduro entregarse, porque si no lo hace irán a por él.

La suerte parece estar echada. El diario The Washington Post, nada sospechoso de ser prorrepublicano, ha editorializado sobre la necesidad de que el presidente Trump complete la misión en el Caribe. Volver sin más sería un desprestigio mundial para él, han dejado escrito. Aunque la pregunta para la impaciencia de miles de venezolanos es: ¿Y el Iwo Jima pa’ cuándo? También algunas voces, situadas en el farragoso territorio de una oposición bajo sospechas, y desde el mismo régimen, claman por negociar sin necesidad de amenazas militares del imperio del norte. Si Mr. Trump accede a tal negociación directa, puede que le engañen. Estos Soles son expertos en incumplir siempre lo que prometen y firman en esas mesas diplomáticas.

Estos dos personajes, uno caído en 2011 y otro por caer, comprueban que los gobiernos estadounidenses, sea cual sea el partido al mando, cumplen sus amenazas cuando se trata de sentirse agredidos por fuerzas extranjeras. Experiencia no les falta. También acumulan, en su historia de agresiones fuera de sus costas, los fracasos de batallas donde la guerra fría les obligó a participar: Corea y Vietnam. Aunque guardan sus medallas de las dos guerras mundiales, que en realidad fue la misma con veinte años entre ellas. Según esto, a Maduro le espera una caída estrepitosa. Acabar con la revolución chavista del siglo XXI será la siguiente batalla por librar.

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