El Premio Nobel es la victoria. Joaquín L. Ramírez

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La concesión del Premio Nobel de la Paz 2025 ha llenado de esperanza a los defensores de la democracia y la justicia. Objetivamente, el Nobel tiene una trascendencia y una importancia proverbial en todas las materias, ya sea de literatura o de física, no digamos el de la Paz. Muchas veces el mundo ha estado muy atento al veredicto del Comité Noruego y masivamente ufano, tras conocer el desenlace. Pero, a veces, en situaciones de división, ha habido vencedores y vencidos. 2025 ha sido una edición de gran acierto, menos en salva sea la parte… Arruga el ceño Nicolás Maduro, visiblemente indignado dice que no le importa nada la decisión del “imperialismo”. Es un palo, creían los autodenominados bolivarianos que cuando robaron las elecciones presidenciales perpetraron el crimen perfecto. Pero esta reacción de profundo disgusto, en tanto los personajes del régimen aún se tienta la ropa -de puro miedo físico y dinerario- por la presencia de la fuerza naval y aérea estadounidense en sus orillas, era de esperar. A los chavistas de Maduro, más que a nadie, compete la mala noticia de que su principal opositora, la enemiga más despreciada, pero temida y odiada, es la ganadora y ellos los grandes perdedores. Terrible, ya nadie les quiere y tampoco les cree, “¡amigo bolivarianooo…!”

Pero no es sólo este luto en el Palacio de Miraflores y sus alrededores, también hay pesar, dolor, caras largas, silencios incómodos y ninguna resiliencia, en los parajes y salones de la Moncloa. Allí, mientras de más arriba en la escala de mando sea el personaje, más triste y circunspecto está. Hace meses, Sánchez se sobreponía con facilidad a la contrariedad, ahora el rictus maquillado con sus sendas rayas marrones no da para tanto, salvo alguna carcajada hortera y melancólica más o menos extemporánea. Y lo cierto es que comprobar lo mal que sienta a los aledaños gubernamentales este premio Nobel sólo nos hace avivar la sospecha de una relación impropia con la narcodictadura venezolana. ¿Y ZP, estará triste o muy triste?

María Corina Machado es una ingeniero industrial y política con un prestigio acreditado e indiscutido en la defensa de la libertad y la democracia en Venezuela. Premio Sajarov, premio Vaclav Havel 2024 y flamante premio Nobel de la Paz 2025. Ganadora de las primarias presidenciales de la Plataforma Unitaria, fue vergonzosamente inhabilitada por el régimen para competir por la presidencia. No dándose por vencida apoyó la candidatura de Edmundo González, que ganó por una inmensa distancia frente al dictador Maduro, tal y como probaron las actas electorales frente a la nada de sus adversarios y el uso de la fuerza y la violencia institucional.

María Corina Machado, premio Nobel de la Paz 2025.

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